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Diario de un Gilipollas Egocéntrico

MI PRIMER DÍA DE COLEGIO

Aquel fué un día lleno de emociones, el cual prometía un sin fín de oportunidades para destacar entre todos esos mocosos insignificantes y desprovistos del encanto natural de mi menudo y rollizo ser.
Mi mama, que simpre ha sido una mujer muy educada, me preparó la manzana roja más hermosa y brillante que encontró en el mercado, un ramo de margaritas amarillas y un poema.
Todo ello debía ser un presente para que la buena profesora de primaria, estilo Leticia Sabater, fijase sus ojos en mí, un intento bién intencionado, de que la buena señorita, entendiera que yo era el mejor niño del colegio, el más guapo, inteligente, educado y sobre todo bueno, muy bueno.
Al llegar a clase todos los niños poseidos por la vulgaridad, se burlaron de mi divina persona al verme llegar con mi traje de misa de los domingos, mi pajarita roja, mi ramo de flores en una mano y la gran manzana en la otra.
Mi hermosa profesora con lágrimas en los ojos me dijo: hola rico, dale las flores a tu mamá que yo soy alérgica a las margaritas, y estas lágrimas no son de emoción sino del picor tan insoportable que me producen esas flores del demonio, la manzana es muy bonita, pero no me gustan, así que sientate en tu sitio ya, no sin hantes subirte la cremallera del pantalón.
Todos los niños estaban descojonados en sus asientos, mientras que yo intenté incansable quemar mi último cartucho y saqué de mi cartera el poema que había escrito mi madre para la mejor profesora, pero en mi nerviosismo, me confundí y le di la lista de la compra del super de mi madre, a lo que mi profesora contestó, muy bién pero pollo se escribe con dos "eles", y no te digo más veces que te sientes.
Evidentemente ese no fué el día de estreno de clase que mi maravillosa mamá y yo mismo habiamos imaginado, pero tan solo era el primer día, y los PACOZE, nunca se rinden.

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